Muchas personas hablan del fenómeno bicing como algo positivo para la sociedad. Es una alternativa real y eficaz al transporte público en Barcelona. Otras hablan de sus inconvenientes y los problemas del servicio. Pero muy pocas personas se han parado a pensar en las consecuencias.
Evidentemente, bicing es bueno para la salud. Pero quién se ha parado a pensar en las empresas. Sí, las empresas de venta de bicicletas. Todo el éxito del bicing ha repercutido negativamente en la venta de bicicletas. Bicing pone a disposición de todo el mundo, sea cual sea su condición social o ingresos económicos, una bicicleta urbana los 365 días del año a un precio súper-competitivo. Hoy todos podemos disponer de una bicicleta en condiciones para desplazarnos por la ciudad. Es algo muy positivo para la sociedad ya que ayuda a la integración social, todo el mundo utiliza bicing. Además, ayuda a acercarte a la gente. Hace unos meses podíamos ver al alcalde Hereu utilizando una bicicleta. El mensaje es claro y directo: «Bicing somos todos». Un transporte que no entiende de diferencias sociales.
Pero volviendo al punto anterior, todas las cosas buenas repercuten en otros sectores de manera negativa. Nuestra sociedad se caracteriza por una competencia continua y excesiva en el trabajo. En este caso, las tiendas de bicicletas son las que han salido peor paradas. La venta de bicicletas urbanas ha caído un 30% y muchas de las pequeñas empresas han tenido serios problemas económicos. Alguna de ellas ha tenido que cerrar porque no pudo hacer frente al descenso de las ventas. Pese a ello, en el sector consideran que bicing es una alternativa muy positiva a largo plazo con unos valores claros y definidos.
Emilio Garrido Arbó
My bicing 